ANATOMÍA EXTERNA
Por: Dr. Vet. Jesús Llorente Martínez
INTRODUCCIÓN
La morfología (Anatomía) externa e interna de la abeja mellifera
se corresponde esencialmente con la de los demás insectos. Lo
mismo puede decirse de la fisiología (funciones vitales). No obstante
existen diferencias que es preciso indicar para una mejor comprensión de
su etología (comportamiento).
Lógicamente las peculiaridades anatómicas y las funciones vitales están ínter relacionadas.
ANATOMÍA EXTERNA DE LA ABEJA
La abeja pertenece al reino animal, y dentro de él, al tipo de
los artrópodos (patas articuladas), a la clase insectos himenópteros
(alas membranosas) y familia de los ápidos.
El cuerpo de la abeja de la miel se divide en cabeza, tórax y abdomen,
partes que están unidas y se mueven entre sí. El esqueleto
externo (exoesqueleto) compuesto de quitina, que da al insecto
la necesaria estabilidad, protege las tres grandes partes en que se
divide el cuerpo de la abeja; en las dos primeras formando cajas rígidas
y en la última de forma extensible.
El exoesqueleto, que tiene la particularidad diferencial con
los vertebrados de ser externo y por lo tanto limita definitivamente
el crecimiento, aloja en su interior los órganos blandos, al revés de
los animales superiores, donde los órganos blandos cubren el esqueleto.
Se halla constituido por la cutícula que la forman dos capas:
una exterior muy dura (exocutícula) y otra interior (endocutícula).
Interiormente, el exoesqueleto se halla recubierto por la
membrana basal, donde se insertan los músculos.
CABEZA
La cabeza, caja quitinosa, que tiene forma de triángulo
invertido, alberga el órgano de la visión (ojos simples y ojos
compuestos), las antenas y el aparato bucal. Se encuentra unida al tórax
por un cuello angosto y membranoso.
La cabeza está formada por seis escleritos íntimamente soldados entre sí.
Los ojos simples u ocelos, en número de tres, están situados en la parte superior de la cabeza, entre los ojos
compuestos, están recubiertos de pelos táctiles y tienen estructura muy sencilla.
Con ellos puede ver la abeja a corta distancia, y en condiciones de
casi oscuridad en el interior de la colmena. Se ha constatado que
son órganos sensibles a la intensidad de luz y son utilizados como
fotómetros, determinando el principio y fin de la jornada laboral.
Los dos ojos compuestos están formados por numerosas
facetas hexagonales y cada uno de ellos por miles de ojos simples
(3.000 en la reina, 6.000 en la obrera y 13.000 en el zángano). La forma
de las facetas hace pensar en el tipo de construcción de los
panales. La visión de los colores varía con respecto a la visión humana.
Tienen más agudeza visual en el lado ultravioleta del espectro. En el
lado del rojo se muestran prácticamente ciegas. Ven muy bien el color
azul, amarillo, verde-azulado y ultravioleta.
El color rojo lo ven como si fuera negro y dentro del amarillo confunden
el naranja y el verde amarillento como si fueran amarillos.
La agudeza visual es inferior a la del hombre, pero a igualdad
de tiempo, el ojo de la abeja percibe 10 veces más imágenes. Recibe la
luz polarizada, o sea, la luz en la cual los rayos vibran en un solo
plano.
Las dos antenas emergen del centro de la cara, encontrándose
muy próximas entre sí articulándose con la cabeza por medio
de una membrana.
La antena está formada por una parte rígida (escapo) y otra
flexible (flagelo) se divide en segmentos (artejos). La porción que
viene a continuación del "escapo" se llama pedúnculo o pedicelo, es un
artejo que también forma parte del flagelo.
El número de artejos es de 12 en la reina y obrera y de 13 en el zángano.
Las antenas poseen numerosos órganos sensoriales, en forma pilosa y en
placas o poros, en número de 3.000, por antena en la reina, de 3.600 a
6.000 en la obrera y unos 30.000 en el zángano, que son los
responsables del tacto, oído y olfato.
Los pelos u órganos pilosos son órganos del tacto y recubren la mayor
parte de la antena, y las placas o poros tienen forma de embudo y sirven
para el olfato.
Si hacemos un corte transversal de la antena, y la observamos
al microscopio veremos en su interior una red de nervios muy manifiestos
que sirven como aparato receptor y transmisor de sensaciones.
TÓRAX
En el tórax es donde se encuentra al aparato locomotor, estando constituido por tres segmentos o anillos,
que reciben los siguientes nombres de adelante atrás: Protorax, Mesotórax y Metatórax y un pequeño
segmento adicional llamado propodeo. En cada segmento lleva un par
de patas, y en el segundo y tercero llevan cada uno un par de
alas membranosas. También disponen de espiráculos (orificios), por donde
entra el aire para la oxigenación del tórax.
Al tórax también se le llama "corselete" y en su parte superior
dorsal es donde se marcan las reinas, con el color del año
correspondiente según el código internacional de colores, para
identificar el año de su nacimiento.
Como ya hemos visto anteriormente las abejas tienen tres pares de patas,
y éstas para que puedan tener movimientos se dividen en nueve piezas
llamadas artejos, dos cortos el primero de los cuales se
encuentra unido al cuerpo, tres largos (el fémur, la tibia y el tarso), estando constituido este último por cuatro piezas.
El
primer par de patas se encuentra situado en el protórax, y tienen una
serie de dispositivos o piezas que las emplean fundamentalmente para: la
limpieza de los ojos, con una especie de cepillo; dos piezas (vellum y
peine o cepillo), ésta última articulada, que se cierra a voluntad para
la limpieza de las antenas.
En el último artejo del tarso tiene dos garfios, que los emplean
para agarrarse a superficies sobre las que quiere caminar, que pueden
ser lisas o rugosas, y también para agarrarse a otras abejas, formando
la llamada cadena de la cera, o cuando enjambran al formar la clásica
bola o enjambre.
El segundo par de patas se encuentran situadas en el mesotórax y no tienen ninguna característica especial.
En esta parte del tórax se abre el primer par de estigmas (espiráculos),
de gran importancia en el diagnóstico de la enfermedad denominada
Acarapisosis.
Estas patas llevan en el extremo del tarso un garfio o espolón
que emplean para desprender las pelotas de polen, que llevan en
las “cestillas” del tercer par de patas.
Una especie de cepillo, la emplean para la limpieza de las alas.
El tercer par de patas se encuentran situadas en el metatórax y son las más grandes.
Estas patas tienen los dispositivos para almacenar el polen
y propóleos, llamadas corbículas o “cestillos” del polen, que
se encuentran en la parte exterior de la tibia, estos cestillos tienen
unos pelos fuertes y algo curvados, lo que les permite retener el polen o
propóleos recogidos de las flores o de los brotes que visitan las
abejas, después de ser amasado con las mandíbulas.
Los “cestillos” del polen solamente los tienen las obreras, por el
contrario las reinas y zánganos carecen de ellos por no necesitarlos.
En este tercer par tienen otro dispositivo, que lo emplean a modo de pinza para recoger las
laminillas de cera elaboradas en las glándulas cereras y posteriormente
pasarlas a las mandíbulas para su amasado y posterior construcción de
panales.
Las
alas se encuentran en el tórax, las dos primeras más grandes
se insertan en el metatórax y las otras dos más pequeñas en
el mesotórax.
Estos dos pares de alas están formadas por una membrana muy delgada y
transparente y reforzada por una red de nervaduras quitinosas, que al
mismo tiempo permiten el riego de la hemolinfa (sangre de la abeja) y
el aporte de oxígeno.
Poseen nervaduras convexas y nervaduras cóncavas y tienen, en una zona determinada, una disposición
y medida (índice cubital) que sirve para clasificar las diferentes razas de abejas.
Cuando la abeja hace vuelos largos une las dos alas por medio de unos
garfios o ganchos para formar una sola ala grande que hace que el vuelo
sea mucho más veloz.
Por el contrario cuando hace vuelos de precisión para visitar las
flores y recoger el néctar o polen estas las desenganchan y
pueden quedarse quietas en el aire como las libélulas.
EL ABDOMEN
El abdomen se compone de 9 segmentos, pero solo son visibles 6 en las
hembras y 7 en los machos. Los segmentos abdominales poseen dos placas
cada uno, llamándose a los dorsales "tergitas" y a los ventrales
"esternitas", estando unidos éstos por membranas flexibles, lo que les
permite una gran variedad de movimientos, como alargarse o acortarse y
también curvarse en cualquier dirección.
Las membranas intersegmentarias del las esternitas, de
débil consistencia, son perforadas por Varroa destructor
para alimentarse con la hemolinfa de
la abeja.
En cada tergita tienen un pequeño agujero que son los estigmas o
espiráculos, por donde entra el aire en el interior del insecto.
El abdomen se encuentra recubierto de pelos, y según su longitud y
coloración de los segmentos son índices que también se emplean para la
identificación de las diferentes razas de abejas.
En el abdomen nos encontramos con: las glándulas cereras, glándula de Nosanoff y aparato de defensa.