¿¿ FlowHive es un Timo ??
El dispositivo ya fue patentado 1939 por el español Juan Bizcarro Garriga
En el vídeo se muestra con que facilidad se recolecta… ¿miel?
Los (re)inventores han logrado compromisos de donaciones de 2,8 millones de dólares en 3 días
El éxito se debe a la preocupación social sobre el declive de las abejas y su estrés productivo.
En estos últimos días nos llegan muchas consultas a ecocolmena preguntando nuestra opinión sobre el
Flow Hive Honey,
un dispositivo especial que tiene una salida directa de miel, para
cosechar este dulce manjar sin necesidad de abrir la colmena y no
molestar a las abejas.
El proyecto
Flow Hive Honey, de los australianos Cedar Anderson y Stuart Anderson, se ha presentado en la plataforma de crowdfunding
INDIEGOGO,
recabando compromisos de micro-donaciones por más de 2,8 millones de
dólares americanos (USD), aunque su presupuesto inicial tan solo
requería 70.000 dolares para su ejecución, lo cuál, a día de hoy, supone
un 4.030% más de lo necesario, una cifra de apoyo casi imposible de
imaginar en tan sólo 3 días de presentación del proyecto. Los
compromisos de pago en las plataformas de crowdfunding solo se cargan a
los donantes cuando el proyecto alcanza su presupuesto publicado, en
este caso, muy superado, de modo que hay cerca de 7.000 personas
esperando recibir sus cuadros Flow
™. Un enorme reto industrial.
El éxito de este relámpago de donaciones se debe a la
preocupación que tiene la sociedad sobre el declive de las abejas y a la
sensibilidad sobre el estrés productivo que sufren las abejas durante
su reproducción dirigida y la extracción de la miel.
Ahora bien… ¿Qué hay de nuevo en este dispositivo de extracción de miel?
Idea original de Juan Bizcarro (año 1939)
Tras leer los documentos de las patentes, podemos decir que: Nada.
Nada nuevo. Fue inventado y patentado en las oficinas de España y USA
(patente nº
US2223561A) por Juan Bizcarro en el año
1939.
Que barbaridad de tiempo, ¿no?. Sin embargo, los señores Anderson han
publicado su patente el 18 de diciembre de 2014, con el número
US20140370781A1. Ambos documentos pueden ser consultados y descargados.
La única diferencia entre el invento de Juan Bizcarro y los Sres.
Anderson es que el primero basó la estructura de las celdas de los
panales en metal, mientras que los segundos emplean plástico.
Para que la miel fluya con la facilidad que se ve en el vídeo,
tendría que incorporar un árbol de levas, un sistema calefactable a los
cuadros de plástico o instalar una bomba de vacío. Tiene que hacer mucho
calor en Australia o la humedad de su miel ser muy alta. Han pensado en
todo, en el Flow
™ los usuarios pueden abrir una tapa para comprobar que las abejas ya han cerrado las celdillas con cera, para opercular la miel.
Los promotores nos vende la idea de un dispositivo que evita abrir la
colmena y reduce el estrés a las abejas. De una u otra forma, no se las
ayuda de esta manera, sino apoyando a los apicultores que realizan una
labor impagable de sostenimiento de la vida rural y conservación de la
Apis Melífera. Lo contrario es confundir la apicultura con una granja
con salas de ordeño de ganado.
Mecanismo de extrusión de las celdas (patente de 2014)
El proyecto de Flow Hive Honey cuenta con un mecanismo de “peine” que
libera los fondos de las celdillas impresas en los panales de plástico,
una función a modo de “exclusa” para facilitar su salida.
¿Realmente es miel lo que se extrae del Flow Hive Honey?
No, la miel y el néctar son dos cosas bien distintas. El néctar es
recolectado por las abejas obreras en las flores, y tras llevarlo a la
colmena se enriquece con una serie de transformación bioquímicas que
realizan las propias abejas, incorporando enzimas y otros elementos que,
junto la evaporación de la humedad, aportan durabilidad y un valor
excepcional a la miel.
Pues bien, lo que vemos salir en el
vídeo de
promoción es más néctar que miel, ya que la miel es muy densa y apenas
contiene humedad (tan solo entre un 17% – 23% las más usuales). La miel,
por el sólo efecto de la gravedad, no sale con facilidad de una
celdilla sin ayuda de una temperatura adecuada. El aporte de invención
del prototipo de 1939 fue eludir las celdas operculadas con cera, de
modo que la salida de la miel se realiza por una abertura interior, en
el fondo de la celda que no es controlado por las abejas. Los
“Anderson’s” aprovechan la misma idea y tan solo simplifican su
construcción.
Las abejas transforman el néctar (líquido) en miel cuando logran
evaporar la humedad (agua) e incorporan sustancias segregadas por ellas.
Este proceso requiere tiempo, y mientras tanto el néctar es almacenado
en las celdas hexagonales de los panales. Las abejas cierran las
celdillas con cera (operculación) cuando el néctar pierde la humedad
necesaria para no permitir el desarrollo de bacterias.
El néctar fermenta, pierde aromas y se degrada con rapidez
El néctar no contiene las propiedades y beneficios nutricionales-terapéuticos de la miel
Digámoslo claro: La miel (por sí sola) no “cae por un tubo”.
¿A qué nos lleva esta propuesta?
Elucubremos un poco.. ¿Qué le falta a ese invento?… imaginemos una
locura: Un alimentador de azúcares disueltos y una tolva de polen… Y a
partir de ahí las abejas ya no tienen que volar para recabar glucosas ni
proteínas. Basta con que se les facilite dentro de la colmena para que
las “máquinas bioquímicas, conocidas por abejas” hagan un proceso
industrial a pequeña escala, devolviendo por un lateral el producto
elaborado, que como hemos explicado no es miel.
Esto sería… TERRIBLE para las abejas y para los servicios de
polinización que realizan en favor de la biodiversidad. Pero no hay nada
que temer, inventos hay muchos y prevalecen los que valoramos con
sentido común.
¿Llegaremos
al paso previo a las salas de ordeño?. La técnica que nos quieren
vender reduce el abnegado trabajo del apicultor cuidando a las abejas a
una suerte de copas de ordeño similar al de las vacas y las cabras,
guardando las lógicas distancias.
Un artilugio que esconde detrás de sí una inocente pero aberrante idea
que va en contra la condición de nuestros insectos, las abejas. Un
mecanismo que abriría la puerta a los conceptos de “estabulación” y
granjas de miel.
¿Nuestra opinión sobre el futuro del invento?
Lo que verdaderamente debemos hacer es apoyar el
desarrollo rural, su población y sus profesiones artesanales y
sostenibles con el entorno, principalmente a los apicultores que mejoran
la BEEodiversidad cuidando de sus abejas.
El Flow™, como muchos
gadgets, tendrá cierta aceptación en
la apicultura urbana, pues a los urbanitas les gusta
consumir tecnología. La apicultura urbana (o de jardín privado) es un
esperanzador futuro, pues ayuda a sensibilizar los ciudadanos sobre la
importancia de las abejas (y por ende, de los polinizadores) en nuestra
cadena trófica de alimentación y en la protección de la biodiversidad de
nuestros ecosistemas. Apoyar la apicultura urbana, y la miel de barrio,
es una de las misiones que tiene ecocolmena. Pero esta propuesta de
Flow Hive Honey ridiculiza a las abejas.
Veremos sistemas Flow Hive Honey en los jardines y casas del norte de
Europa, menos viable es en España donde aún no hemos roto las barreras
que impiden el desarrollo de la apicultura urbana. Este invento, como
tantos otros, no dejan de ser una curiosa distracción para urbanitas que
quieren trasladar el campo a las terrazas, cuando lo que verdaderamente
debemos hacer es apoyar el desarrollo rural, su población, sus
profesiones artesanales y sostenibles con el entorno.
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Jesús Manzano
activista social y ambiental
apicultor en ecocolmena