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El uso del ahumador «entraña un riesgo» y una «gran responsabilidad». Por ello, y dado que es «imprescindible» para el control de los insectos, debe regularse, señala el presidente de la Fundación Amigos de las Abejas.
Uso de ahumador apícola. |
El ahumador debe transportarse dentro de una caja metálica con cierre hermético. Los incendios acaecidos en la provincia de Guadalajara este verano han afectado a más de un centenar de colmenas. El 18 de julio los vecinos del municipio de Bustares fueron testigos de un incendio que arrasó un millar de hectáreas de bosque. El responsable del fuego fue un apicultor que ese viernes realizaba labores agrícolas a las 11:43 horas, confirmó el delegado de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la provincia de Guadalajara.
«Los apicultores, sin excepción, somos amantes de la naturaleza y el medio ambiente. Y somos uno de los colectivos más perjudicados por los incendios; a veces, también, somos acusados injustamente de provocarlos en verano, fechas de gran actividad apícola», se lamenta Luis Pérez Ventosa, presidente de la Fundación Amigos de las Abejas (FAA). «Según las noticias que me han transmitido las asociaciones APAG y ASAPIA sobre los recientes fuegos acaecidos en Guadalajara, se han visto afectados cerca de diez apicultores y un centenar de colmenas (la mitad de ellas con seguro)», comenta Pérez.
«Las abejas no se pueden controlar de manera correcta si no es con humo.
El ahumado es una técnica prehistórica de gran efectividad, de ahí que siga empleándose en la actualidad. El ahumado no entraña un riesgo mayor que cualquier otra actividad en el campo, pero exige responsabilidad», explica Pérez.
Manejo más fácil. La utilización del humo permite al apicultor abrir la colmena y trabajar de forma más cómoda al encontrarse interrumpidas las respuestas defensivas de la comunidad: el humo enmascara las feromonas de alarma que emiten las abejas guardianas. Además, el humo induce a las abejas a pensar que existe un incendio que las obligará a abandonar la colmena, por lo que comienzan a alimentarse. Tal forzada ingesta provoca que su abdomen se distienda de forma que no pueden flexionar su cuerpo adecuadamente para clavar el rejo.
¿Puede el ahumado de las colmenas provocar un incendio?
Sí, cuando no se siguen unas normas básicas de seguridad:
- 1. Encender el ahumador en un lugar cerrado (un coche, una caseta).
- 2. No apagarlo en el campo. Basta con tapar la salida de humos: él solo se extinguirá.
- 3. Disponer de un extintor situado a menos de 10 metros del ahumador y de una garrafa con agua (o un depósito de 16 litros de capacidad).
- 4. Mientras esté encendido deberá permanecer a la vista, encima de una colmena, por ejemplo; nunca en el suelo.
- 5. En zonas de alto riesgo conviene no usarlo durante las horas centrales del día; ni cuando las temperaturas sobrepasen los 30 grados centígrados; ni cuando el viento supere los 15 kilómetros por hora.
En días y lugares de alto riesgo es preferible utilizar un spray de humo
Así es un ahumador «Los ahumadores han ido evolucionando a lo largo del tiempo. Los egipcios dejaron grabados de los primeros en las pirámides, que eran de arcilla», recuerda Pérez. «El ahumador moderno consta
de una especie de bote metálico con tapa, un agujero para la salida del humo y un fuelle para impulsar aire a su interior. En algunos, el fuelle se ha sustituido por un pequeño ventilador», continúa el presidente de la Fundación Amigos de las Abejas.
El ahumador se enciende de forma similar a un cigarro: una pequeña llama inicial prende en el interior del ahumador un trozo de cartón. Ésta se apaga para que quede el ascua y se van incorporando hojas secas, corteza de árbol, pienso para ganado o boñiga de vaca seca para que, sin arder con llama, cause humo.
Durante los últimos años han aparecido en el mercado diversos tipos de ahumadores que eliminan la molestia de cebar la cámara de combustión y encender el combustible y evitan accionar el fuelle continuamente durante las tareas apícolas. El humo líquido, por ejemplo, se comercializa como un concentrado que se mezcla con agua y se libera mediante un pulverizador. Su principal desventaja es que, aun no siendo tóxico, deja en el interior de la colmena manchas que pueden contaminar la miel. Otra novedad es el humo frío, que se vende en recipientes de aerosol, ideal para pequeñas explotaciones o para trabajos rápidos, aseguran desde el blog de la Asociación de Apicultores de Tenerife.
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