Mostrando entradas con la etiqueta Nosema. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Nosema. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de marzo de 2015

Nosemosis

Nosemosis, la enfermedad silenciosa 
Las previsiones de mortandad de colmenas con la llegada de la primavera son cuando menos, más altas que en los últimos dos o tres años
Una colmena afectada por la enfermedad.
Una colmena afectada por la enfermedad.
leonoticias.com
03/03/2015 (09:51 horas)
Vote 
Resultado 5 puntos5 puntos5 puntos5 puntos5 puntos (1 voto)
  Preparar para imprimir  Enviar por correo

 
La nosemosis es una enfermedad que apenas da síntomas por los que el apicultor pueda detectar el problema. Su diagnóstico sólo se puede confirmar mediante analítica de laboratorio. Este microsporidio acentúa su virulencia después de inviernos lluviosos y húmedos como el que llevamos hasta el momento. Por ello las previsiones de mortandad de colmenas con la llegada de la primavera son cuando menos, más altas que en los últimos 2 ó 3 años. No hay que olvidar que en los años de más mortandad de colmenas, del 2007 al 2010, esta enfermedad fue la principal causante junto con la Varroasis de la pérdida de más de 5.000 colmenas en la provincia.
Ante esta situación, la Consultora Apícola Urzapa, va a recoger muestras de todos sus abonados y analizar el grado de infestación de Nosema, a modo de análisis preventivo de la enfermedad. Esta analítica es gratuita para todos los abonados y servirá como muestreo de la situación de la enfermedad en toda la provincia de León, pues se van a analizar casi 100 muestras de abejas.
Los resultados finales serán analizados por la Veterinaria de Urzapa y trasmitidos a las Unidades Veterinarias para su estudio.
Todos aquellos apicultores que quieran participar y analizar sus abejas frente a Nosema, pónganse en contacto a través del 987634284 o en consultora@urzapa.com. Ultimo día para recogida de muestras, el jueves día 12 de marzo a las 17:00 horas.
 

lunes, 2 de marzo de 2015

HONGO (nosema C.) vs. vIRUS ( iapv)

Desde EE UU hasta Austria, desde Argentina a Polonia, pasando por España, las abejas melíferas están desapareciendo por millones, poniendo en peligro cosechas enteras de fruta. Muchas son las causas que se han puesto sobre la mesa: un virus, un hongo, un pesticida. Pero desde hace tiempo esta cuestión ha sacado a relucir algunas hipótesis sin base científica alguna, como las semillas modificadas genéticamente, las antenas de telefonía móvil o las líneas de alta tensión.
El interés por desvelar el enigma atrajo la atención de numerosos centros de investigación del mundo sobre el Centro Apícola de Marchamalo, en Guadalajara, artífice del hallazgo de que el microsporidio Nosema ceranae estaba detrás del llamado «síndrome de despoblamiento de las abejas».
El Nosema ceranae es un microhongo afecta a los ejemplares más adultos; es decir, a los que están trabajando en el campo. La espora del Nosema ceranae entra por la boca de la abeja y se dirige al ventrículo (estómago) donde despliega un filamento y lo clava en la célula epitelial del ventrículo, transfiriéndole el esporoplasma, esto es, todo su material genético.
Ahí empieza un ciclo biológico que alcanza a todas las células del estómago, que deja de ser funcional, por lo que la abeja ya no puede comer, se debilita y muere.Aunque aún estén vivas, pese a su debilidad, la mayoría no vuelven a sus panales por un mecanismo de defensa. Por eso, la abeja reina y las jóvenes no suelen verse afectadas. Los cuerpos de las adultas no se encuentran, pues suelen morir alejadas de la colmena y son pasto de otros insectos y reptiles, y la colmena queda casi vacía, con la reina y unas pocas abejas jóvenes.
Para llegar hasta este parásito han sido necesarios 7 años de investigación, pues los síntomas que produce en las abejas melíferas son parecidos a los causados por otro parásito, el Nosema apis (que sólo causa epidemias periódicas, cada 5 ó 6 años) Asimismo, se hicieron pruebas sobre algunos pesticidas y las muestras de miel, abejas y polen no presentaban efectos que pudieran ser tóxicos para las abejas.
En España podrían estar bajo los efectos del parásito Nosema ceranae más del 50% de las colmenas. Estamos hablando de un censo oficial de dos millones y medio de colmenas, aunque cifras no oficiales aumentan estos números hasta los tres millones. Desde el Centro Apícola de Marchamalo aseguran que en los últimos años han desaparecido entre un 30% y un 35% de las colmenas existentes.
Referente mundial
Tras el hallazgo, investigadores de todos los países volvieron sus ojos hacia el pequeño laboratorio del Centro Apícola de Marchamalo, que se ha convertido extraoficialmente en la referencia mundial para ver qué está pasando con las abejas, recibiendo muestras de todas partes de España, así como de Francia, Alemania, Eslovenia, Polonia,Austria, Argentina... de muchos países, menos uno, Estados Unidos.
Tras la publicación de su hallazgo, la partida de muestras que esperaban a finales de abril de EE UU no llegó. En julio, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos anunciaba un plan de acción para investigar las causas y combatir el «síndrome de despoblamiento de las colmenas». No querían aceptar que las causas ya las había revelado el laboratorio español. En este contexto, la revista Science acaba de publicar un estudio en el que se descarta «la contribución significativa de Nosema ceranae al riesgo del síndrome de despoblamiento de las colmenas» y se aporta un nuevo «candidato principal», el virus de parálisis aguda de Israel (IAPV).
A pesar de que los autores del estudio, dirigidos por Ian Lipkin, del Colegio de Salud Pública de la Universidad de Columbia, reconocen que «no han probado una relación causal» entre la infección por este virus y el síndrome que afecta a las abejas melíferas, sí afirman literalmente en el estudio que «el Nosema ceranae no contribuye significativamente al riesgo para que se produzca el síndrome de despoblamiento».
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han utilizado un pirosecuenciador para secuenciar el genoma de 51 abejas, 30 afectadas por el síndrome de despoblamiento y 21 sanas, y analizar lo que quedaba aparte del genoma. Y encontraron cuatro agentes: Nosema apis, Nosema ceranae, el virus israelí de parálisis aguda y el virus de Cachemira. Estos virus son picornavirus, cuyo genoma está formado por ARN y que se caracterizan por aparecer de manera inoperante y sólo producen la enfermedad cuando el sistema inmune está dañado, por ejemplo, por la barroa o microsporidios como Nosema apis o ceranae.
Los investigadores argumentan sus conclusiones en que el Nosema ceranae aparece en todas las muestras estudiadas, incluso en las de abejas sanas, mientras que el virus israelí sólo aparece vinculado a las abejas enfermas, según asegura Edward Holmes. Sin embargo, un cuadro de los documentos que se adjuntan al estudio revela que en un caso (4,8% de las 21 muestras de abejas sanas) se detectó este nuevo virus.
Desde el Centro Apícola de Marchamalo, su asesor de investigación, Mariano Higes, explica que «no es cuestión de números, sino de agentes infecciosos». Además de resaltar que se trata de una cantidad escasa de muestras, Higes destaca que Nosema ceranae aparece en el 100% de las muestras de abejas enfermas, frente al 83,3% del virus ísraelí y el 90% del Nosema apis.
A su juicio, que casi no aparezca (una sola vez) entre las abejas sanas no significa que éste sea el elemento diferenciador, puesto que sin Nosema ceranae, que aparece en 17 de las 21 muestras de abejas sanas, este agente no se replicaría. Es igual que la varroa, cuyo ataque provoca que todos esos virus se repliquen. Además, dice Higes que, aunque la colmena ahora no esté enferma, si tiene Nosema ceranae, las abejas acabarán muriendo dentro de 6 a 18 meses.
Antibiótico
Higes apunta además que el tratamiento que ataca al Nosema ceranae, un antibiótico llamado fumagilina, ha dado muy buenos resultados en las colmenas tratadas en nuestro país, consiguiendo duplicar la producción de miel y aumentar la de polen. Si la fumagilina consigue repeler el ataque del Nosema, estos virus no pueden replicarse, con lo que no puede ser la causa última, aunque sí un factor más.
Más allá de lo que Mariano Higes considera «una fría estadística del valor predictivo» y «una interpretación superficial de unos datos», lo que este investigador sí tiene claro es que la prevalencia de Nosema ceranae en Estados Unidos es elevadísima: «Es una epidemia, pues aparece en 47 casos de los 51 analizados».
En cuanto a nuestro país, donde las colmenas sometidas a tratamiento con fumagilina y a un posterior control exhaustivo -que implica un seguimiento de la enfermedad, tener localizados los puntos con más problemas y hacer análisis de todo: pesticidas, polen, qué comen las abejas...- empiezan a recuperarse, Mariano Higes apunta que las condiciones meteorológicas de este año podrían traer un nuevo repunte de la enfermedad en otoño, porque ya se están produciendo reinfectaciones.
Y es que el control debe ser férreo porque las abejas que mueren hacen de reservorio de la enfermedad y las esporas suponen un riesgo alto de infección.

jueves, 29 de enero de 2015

NOSEMA CERANAE enemigo público nº1

As one of the possible causes of honey bee losses, the gut pathogen Nosema ceranae has proved controversial. It seems accountable for colony losses in Spain, yet elsewhere it seems not to cause obvious problems despite being widespread. Two papers published in the Journal of Apicultural Research help to shed some light on the problem, with close studies of this organism and its relationship with its host.
Nosema ceranae, a microsporidian fungus, is a relatively new pathogen of honey bees, having only been discovered in 1994 on the Asian honey bee Apis cerana. It was found on the western honey bee Apis mellifera in 2005. It seems to have spread rapidly around the world and apparently displaced the similar species Nosema apis. This second parasite is a minor chronic infection of the western honey bee, known for more than one hundred years. However no-one is absolutely certain of the history of these two species because their spores are indistinguishable under an ordinary light microscope. So far, few laboratories throughout the world are able to perform the costly molecular techniques necessary to reliably determine between the two Nosema species.
In a new paper, Dr Aneta Ptaszyńska and colleagues from the Maria Curie-Skłodowska University, Lublin, and the University of Life Sciences in Lublin, Poland have demonstrated that Scanning Electron Microscopy (SEM) provides a solution. Close examination of the cell walls of Nosema spores revealed that they differ between the two species, with Nosema ceranae having a characteristic sculpted cell wall. The authors also studied the damage caused by the parasite to the intestines of infected bees. They found that the midgut of affected bees is completely covered with Nosema spores. This sporemade layer may be the cause of bee malnutrition and higher mortality of foragers.
nosema-research-ibra
Scanning electron micrographs of Nosema apis and Nosema ceranae spores. Journal of Apicultural Research 53(5): 537-544 (2014).
In the second paper, Dr Predrag Simeunovic and colleagues from the University of Belgrade, Serbia, carried out a three year study on the laying capacity of queen bees as affected by age and infestation by Nosema ceranae. The results clearly demonstrated not only that as queen bees age so colony productivity declines, but that interactions with Nosema ceranae infestation also occur. Curiously, although queen bees decline in all other respects during their third year, their egg laying capacity was found to increase. This may be an influence of Nosema infection which was greatest in the oldest queens. The authors suggest that the infected queens may significantly increase their rate of egg laying to compensate for the losses of heavily infected workers due to Nosema.
IBRA Science Director Norman Carreck says:
“These two new papers add to our knowledge of this problematic pathogen and how it adversely affects honey bees.”
Source: The International Bee Research Association (“IBRA”)